Dentro del género fantástico, podemos encontrar un puñado de películas que comparten una serie de premisas en común. No sé si daría para un subgénero en sí mismo, pero no se pueden negar ciertas similitudes presentes en estos largometrajes. La más relevante suele ser el viaje desde nuestra realidad hasta un mundo fantástico y desconocido, sea real o imaginario. A veces se presenta como una vía de escape cuando las cosas no terminan de ir bien; en otras ocasiones, como una contraposición a la monotonía propia del lugar del que proviene el protagonista de la historia, o más concretamente, la protagonista, ya que es habitual que una niña o chica joven sea quien encabece estos relatos. Aunque también podemos encontrar algún chico o incluso un grupo mixto, abundan más y suelen ser más conocidos los de protagonismo femenino. También podríamos añadir que la mayoría de estos largometrajes son adaptaciones literarias. Seguramente, a más de uno ya se os habrán ocurrido uno o varios títulos que podrían encajar con varias de estas premisas.
Es importante señalar que hay un par de pequeñas variantes en este tipo de historias, como cuando en lugar de ir a un mundo imaginario se produce un viaje en el tiempo, o cuando todo sucede en nuestra realidad, pero solo unos pocos logran ver lo mágico o fantástico que pasa desapercibido para la mayoría. Sin embargo, esas variantes las dejaremos para otro día.
En mi opinión, hay tres largometrajes que marcan el camino a seguir para todas las que vienen después, ya que estos son los primeros en aparecer. Siguiendo el orden cronológico de publicación de estos relatos, en 1865 vio la luz Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, en el que se narran las andanzas de la pequeña Alicia en el curioso y estrafalario Wonderland y las relaciones que surgen entre ella y algunos de los habitantes de este peculiar lugar. Alicia viaja a este mágico mundo tras caer por la madriguera de un conejo al que seguía y volverá al mundo real cuando finalmente despierte al lado de su hermana, como si nada hubiera sucedido.
Un final similar tiene la protagonista de la segunda historia en orden de aparición, publicada en 1900 con el título de El maravilloso mago de Oz, cuando Dorothy despierta en su casa tras todas las peripecias que ha vivido en el mundo de Oz, donde fue transportada a través de una gran tormenta. Además, al despertar, hay varios rostros que se parecen mucho a los de algunos de los personajes que la acompañaron en su viaje, igual que en Alicia, jugando con la ambigüedad de si realmente habrá sucedido o si todo ha sido un extraño sueño.
El tercer relato que completa esta especie de trilogía es Peter Pan y Wendy, que aparece en 1904 como una obra de teatro y pocos años después como relato infantil. Nuevamente, una joven protagonista viajará a un mundo fantástico, en esta ocasión Neverland o Nunca Jamás, de la mano de uno de sus personajes más icónicos, Peter Pan, quien se encarga de llevar a Wendy y sus hermanos pequeños a ese lugar lleno de aventuras, diversión y, por supuesto, algún que otro peligro, que contrastarán con la monotonía de Londres, donde habitan sus protagonistas.
Aunque este sería el orden de aparición de los libros que inspiraron las películas que los volverían mundialmente conocidos, si tenemos en cuenta estos largometrajes, el primero sería El mago de Oz, seguido por Alicia y Peter Pan. Más allá de estas obras maestras, otros títulos posteriores siguieron premisas similares y consiguieron, en algunos casos, un más que notable éxito. Siguiendo el orden de publicación de los libros que inspiraron estas películas, tendríamos la saga de Narnia en la década de los 50, con su primera adaptación cinematográfica en 2005; le seguiría Un puente hacia Terabithia, novela de 1977 con su correspondiente película en 2007; La historia interminable, una magnífica novela de Michael Ende de 1979, adaptada a largometraje en 1986; Los mundos de Coraline, novela de 2002 con una gran película de animación de 2009; o, sin dejar el mundo animado, El guardián de las palabras o El viaje de Chihiro, curiosamente la única de todas las que he mencionado que no proviene de un libro. Por mencionar alguna serie con características similares, sin duda la versión animada de Dragones y Mazmorras o el clásico capítulo de Los Simpson donde Lisa y una amiga viajan, a través de su imaginación, a Equalia.
Estos son simplemente algunos ejemplos, pero seguro que más de uno recordáis algún buen ejemplo que podríamos enmarcar dentro de esta etiqueta. No dudéis en dejarlo en los comentarios, a ver si conseguimos sacar unos cuantos títulos más.
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