Zipi y Zape es una de las historietas más recordadas y queridas por los lectores de tebeos de varias generaciones, siendo uno de los pocos que han llegado casi a rivalizar con Mortadelo. Aparecieron una década antes que los personajes de Ibáñez, y su autor, Escobar, es considerado por la mayoría de expertos en el tema como uno de los mejores dibujantes, para algunos incluso el mejor. Ya había conocido el éxito poco antes de Zipi y Zape con Carpanta, otro inmortal personaje. Además, Escobar fue todo un pionero en el campo de la animación, con la creación de su proyector de cine patentado, el cine Skob, allá por 1942.
Con estos antecedentes es fácil imaginar que tarde o temprano los personajes más conocidos de este genial autor acabarían dando el salto a la gran pantalla, tal y como ya hiciera Daniel el Travieso, que dio el salto de su tira cómica a la pantalla. Publicada por primera vez en el 51, tenía su propia sitcom en el 59, aparte de la serie animada de los 80 o las películas de acción real que vinieron después. Pero con los personajes de Escobar hubo que esperar hasta 1981 para ver la primera película basada en Zipi y Zape, y aun con todo conseguiría el hito de ser el primer largometraje con actores de carne y hueso que adapta un cómic español, nada menos que 22 años antes de que Mortadelo y Filemón estrenaran su primera película live action. Las aventuras de Zipi y Zape llegó a los cines españoles teniendo una buena acogida, al menos en sus primeros días, ya que la película es un auténtico despropósito, muy políticamente incorrecta hasta para la época, tan absurdamente mala que no negaré que hasta se hace divertida verla, al menos desde otra perspectiva. Comedia involuntaria en vista del resultado obtenido, dirigida por Enrique Guevara, cuya experiencia como cineasta había sido hasta ese momento en películas de destape. Ciertamente recuerda mucho a otros títulos del cine infantil de la época, aunque también hay elementos de esta película que influyeron a otras similares, como la trama de Oliverio, el niño rico con el que todos se meten, que vuelve a repetirse en cierta manera tan solo un año después en Las locuras de Parchís, aunque en esa ocasión es una niña llamada Vicky quien comparte bastantes similitudes con el acaudalado protegido de los Zipi y Zape.
Por destacar algunos aspectos positivos de la película, la estética está bastante lograda, más teniendo en cuenta lo desastroso que es casi todo lo demas en este largometraje. Pero la caracterización de Pantuflo, Jaimita y Minervo está razonablemente bien; lo mismo los intérpretes de la pareja de gemelos. Además, otro de los aspectos positivos es que los niños y algunos adultos están doblados, como es el caso de Zipi y Zape, que con un buen doblaje como el que tienen da bastante más el pego. Y curiosamente, sin dejar el tema del doblaje, la actriz que interpreta a la madre de los gemelos, Marta Angelat, es hija del mítico actor de doblaje, José María Angelat, al que hace tiempo le dediqué un video por si tenéis curiosidad de ver y escuchar algunos de sus trabajos.
Tuvieron que pasar bastantes años para que alguien se volviera a atrever a hacer algo con estos personajes, concretamente hasta 2005, que es cuando sale directa a vídeo Las monstruosas aventuras de Zipi y Zape, que venía a concluir la serie animada producida por BRB en 2002. Pero realmente el largometraje era en realidad un reciclado de distintas escenas ya vistas en la serie, pero con un nuevo redoblaje, excepto dos escenas que sí eran exclusivas de la película. Además, muy alejada del estilo y el tono del tebeo original, en un pobre intento de modernizarlos. El resultado obtenido es realmente pésimo, asemejándose a dos puchis noventeros tardíos, quedando como una película animada bastante olvidable.
Y así llegamos hasta 2013, fecha en que se estrena una nueva película con actores de carne y hueso que llevaría por título Zipi y Zape y el club de la canica, dirigida por Oskar Santos. Nuevamente esta adaptación opta por alejarse de lo que sale en los tebeos, y nos presenta una historia que mezcla con más o menos acierto elementos o situaciones que recuerdan a los primeros títulos de Harry Potter, obviando la parte más mágica, también con reminiscencias de Los Goonies o de libros tipo El club de los cinco o Los tres investigadores.
Tengo que reconocer que me sorprendió, ya que había visto algún fragmento y no me daba muy buena espina, pero la peli funciona bastante bien. Lejos de ser una obra de arte, es bastante entretenida. No es una buena adaptación, pero si desconoces los tebeos, cosa bastante probable entre el público al que va dirigida, funciona bastante bien, a pesar de alguna que otra cosa chirría un poco. Por quedarme con lo positivo, tenemos a unos cuantos actores que lo hacen francamente bien, como es el caso de Javier Gutiérrez. Los niños están correctos; es muy complicado lo de las interpretaciones con esas edades y por lo menos no me provocan rechazo, cosa que me ocurre muy frecuentemente con actores infantiles. Hay un aspecto curioso que hace que me recuerde a algunas películas infantiles ochenteras, y es que metan a un chaval fortachón como para dar un toque más cómico. Recordemos a Rodrigo Valdecantos, habitual en varios largometrajes de Parchís, o al mismísimo Miguel Ángel Valero, inolvidable Piraña, que también acompañó al grupo Regaliz en Buenas noches, señor Monstruo.
En taquilla no llegó a funcionar del todo, ya que tuvo un costo aproximado de 6 millones de euros y solo consiguió recuperar 5. Aun así, Zipi y Zape volverían a la gran pantalla en poco tiempo, ya que en 2016, con el mismo director que en la anterior, se estrenó Zipi y Zape y la isla del capitán, de la que no había visto absolutamente nada hasta fechas muy recientes, e imaginaba que siendo una especie de secuela debía ser terrible, pero otra agradable sorpresa, no está nada mal, no sé si es porque vengo de ver la de 1981 y la adaptación animada de 2005 y ahora estas me parecen joyas. Bromas aparte, igual que en la anterior, me recuerda en algunos aspectos a otras películas. Aquí hay un poco de Miss Peregrine, incluso de Jumanji, en otra nueva combinación de aventura y misterio. También algunos intérpretes muy destacados, como Elena Anaya o Goizalde Núñez. Una pena que no hubiese una continuidad al menos en los actores que encarnan a la pareja protagonista, aunque los chavales que interpretan a Zipi y Zape quizás me gustan un poco más estos que los de la primera parte. El resto de los niños bien, incluso un par de jóvenes actrices apuntan, o apuntaban, maneras. La historia es algo más compleja que en la primera y con algún momento que quizás podría ser prescindible. Pero igual que la anterior, no es una buena adaptación, que aun asi cumple perfectamente como película infantil de aventuras con un toque de misterio. Es como si ambas películas hubieran sido escritas con anterioridad y lo de que las protagonizaran Zipi y Zape, pues como si hubiera sido cualquier otro grupo de chavales, funcionaría prácticamente igual.
También puede ser comprensible que se haya huido de adaptar una historieta cómica con toques costumbristas ambientada en la España de posguerra de los años 50, 60 o 70, pensando que el público más joven no se iba a sentir atraído por ese tipo de propuesta. Quizás por eso lo de añadir todos los elementos de aventura-misterio que salen en estas últimas películas, ya que a diferencia de Mortadelo, con unos largometrajes más enfocados en todos los públicos, en esta ocasión los protagonistas son niños y quizás eso cierra un poco más el abanico de posibles tramas, enfocándolo más hacia una audiencia infantil. También hay que tener en cuenta otra cosa que sí tenía Mortadelo y que en Zipi y Zape es muy escasa: la presencia de historias largas en los cómics. Escobar no hizo muchas, ya que pensaba que no era el mejor tipo de estructura para Zipi y Zape; prefería las historias cortas.
Por desgracia, La isla del capitán aún recaudó menos que la anterior, tan solo dos millones de euros, con lo que se puso punto final a las adaptaciones de los populares gemelos creados por Escobar. Una pena, ya que estas dos últimas tenían un cierto potencial, pero para haberlo planteado como una trilogía, con los mismos actores, puliendo un poco más algunos aspectos del guion... Si tenemos en cuenta que estamos hablando de películas con un costo que ronda los 5 millones, respecto a los, por ejemplo, 35 que costó Spy Kids, un referente dentro del cine infantil de los últimos tiempos, o los 125 millones de la última adaptación de Charlie y la fábrica de chocolate, por citar otro ejemplo, podríamos darnos cuenta de hasta dónde pueden llegar películas como El club de la canica o La isla del capitán.
Y llegados a este punto, volveremos a ver otra película de los terribles gemelos del tebeo español? Yo pienso que a día de hoy y por lo menos durante unos años no va a ser probable, pero quién sabe, quizás algún día podamos disfrutar de algo que consiga tener una relevancia o popularidad similar a la que tuvo en las páginas de aquellos inolvidables tebeos.
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